Este contratiempo es algo con lo que nos hemos acostumbrado a vivir y que hemos asumido en la cultura del ready-to-wear, es decir, el sistema de confección de ropa hecha en cadena y que ha terminado prevaleciendo frente a las prendas a medida. Sin embargo, cuando vas a hacer una inversión que te dure para siempre -según marcan las tendencias de consumo de un futuro próximo- no buscas hacer malabares con la tela, sino que la prenda te quede perfecta.